Por Melina Wlasiuk
Introducción
El fascismo es caracterizado por Renzo de Felice como un hecho singular, con aspectos culturales y psicológicos que van más allá de Mussolini: es el fascismo como movimiento, es decir, como idea. Al hacer referencia al régimen fascista, en cambio, De Felice refiere a la realización del poder en concreto centrado en la persona de Mussolini: son las políticas llevadas a cabo por él mismo. Stanley Payne amplía la tipología agregando que es antimarxista, antiliberal, anticonservador, racista, con un Estado Nuevo, caracterizado por la movilización y encuadramiento de las masas y la juventud, el uso de la violencia, la exaltación de la masculinidad y un líder carismático y autoritario.
Para crear un Estado Nuevo eran necesarias nuevas formas de movilización y organización políticas, y la fe en la creación de un hombre nuevo. El fascismo instaura un Estado nacionalista y autoritario y una economía nacional, regulada y corporativista. El hombre estaba dentro de este Estado nuevo, movilizado militarmente, impregnado de motivos idealistas y voluntaristas, dispuesto a usar la violencia por la defensa de su credo estatal. A los ojos de Mussolini, este hombre nuevo no era una creación de vanguardia, si no que se presentaba como el resurgimiento de la antigüedad romana, envuelta de romanticismo y misticismo. Gran parte de la escultura, pintura, escritura e incluso lo militar era parte de la estética romana. Por ello puede constatarse que utilizó el sentimiento de añoranza de grandeza de la antigüedad para generar las bases del resurgimiento de Italia tras la Primera Guerra Mundial. La ciudad de Milán es particularmente importante porque “(…) el fascismo, movimiento fundamentalmente milanés, se convierte en un movimiento nacional”.[1]En 1922, cuando se produce la marcha sobre Roma, Mussolini se encontraba en Milán enviando órdenes a los escuadrones que se encontraban en Roma, mientras esperaba las próximas acciones del rey.
Haciendo la moldería
Una de las interpretaciones sobre el origen del fascismo es que surge de la crisis moral del liberalismo, ya que el Estado era la fuerza moral del fascismo. Por ello el fascsimo puede enfocarse como una religión civil, promovida en las grandes instituciones estatales, como la escuela y el ejército. El objetivo estaba en restaurar el Stato Romano. Para esto también era necesario un nuevo hombre que sea leal a esta religión y sea un buen ciudadano. Además, debía ser honesto, viril, sano, dispuesto a defender su patria, amar la familia, educado en la actividad física y los valores de la patria. Desde lo físico, los militares buscaron a los hombres de más alta estatura siendo el promedio de 1,69 ms., el promedio de edad oscilaba los 20 años y las condiciones de salud eran determinantes para un mayor rendimiento.
Con el auge de la biotipología y la clasificación de las razas, en 1938. Nicola Pende un médico endocrinólogo que también fue senador fascista presentó una descripción de razas. Las razas mediterráneas, provenientes del norte de África, sur de Europa y oeste de Asia (eran todas las áreas circundantes al Mar Mediterráneo), la raza adriática; los provenientes del sudeste europeo. Una mezcla entre la raza mediterránea y la nórdica. Por último la raza alpina; los provenientes de Europa Central. Esta era para Hitler la raza aria.
Las mujeres también estaban sujetas a la nueva construcción de ellas mismas. Siendo honrada la mujer capaz de reproducirse, tener hijos y ser una buena madre. Dentro de las tres categorías raciales mencionadas, se encontraban otras cuatro categorías descriptas por Nicola para las mujeres. Hiperfémina, eran aquellas con inferioridad muscular, deficiencia en la fuerza, de objetividad y de combatividad. Estas tenían exceso de feminidad por el exceso de foliculina. Lo que las hacía parecerse a niños, inmaduras e incapaces de ser madres pero eran muy atractivas. La segunda clasificación era la Mujer-Luz, eran las mujeres inteligentes, creadoras y críticas. Las diferenciaban de los hombres por sus rasgos faciales. Serían útiles para ser colaboradoras y creadoras como los hombres. La tercera clasificación era la Mujer-Madre. Las mujeres que encajaban en esta descripción tenían brazos, cadera y tórax anchos, cintura estrecha. Predominaban las hormonas que las convierten en madres y criadoras, que le aportaban ternura, dulzura y paciencia. Con las medidas ideales de 1,60mts de altura y unos 55/60 kilos. Por último, la virilización femenina, eran las mujeres que llegaban a presentar características más masculinas. Este tipo de mujeres podían llegar a sufrir enfermedades hereditarias en los ovarios y a su vez realizar actividades “poco femeninas”, como ejercicios para aumentar músculos u ocupar el lugar de los hombres en ciertos trabajos.
De esta manera, las mujeres convivían con los cánones de belleza de la época, siendo los más valiosos el de mujer-luz y mujer-madre. Ambos “tipos” de mujeres eran los proyectos del nuevo hombre que se impulsaba desde el fascismo. Seres humanos resistentes, fuertes, fértiles, dispuestos a reproducirse y defender la patria. El control de los cuerpos, de la forma de vestir y de peinar era una de las herramientas para la corporatización de la sociedad, a través de los discursos médicos y de la escuela. Los jóvenes se veían obligados a realizar actividad física porque el cuerpo jóven era el valor simbólico del fascismo
La lucha por el diseño
La moda es una tendencia en boga adoptada por la sociedad. Regula e indica qué se debe consumir, vestir, utilizar o hacer. En la actualidad estar “a la moda” es conocer y seguir las tendencias que dominan el mercado de consumo. Abarca la vestimenta, los autos, los lugares para vacacionar, los estilos de decoración, la comida y lo que se considera como “belleza”. Guarda una relación directa con el gusto y lo efímero.
¿Cómo impartir los nuevos cánones de belleza? ¿Cómo unificar y controlar a la sociedad bajo una misma estética? Mussolini utilizó los colores y las vestimentas para transmitir sus valores a la sociedad y construir una identidad. “La estética en manos de la ideología hace del objeto del color símbolo”[1]. Las camisas negras (escuadrones dirigidos por Mussolini) son el claro ejemplo de esta comunicación indirecta. Como así también el uso de ropas similares a los conjuntos militares. La sociedad se adecuó a esta vestimenta y lo tenía internalizado en su cotidianeidad. Se buscó transmitir la italianidad por medio de la moda y el cine.

A la derecha de la imagen se puede observar la vestimenta de una mujer, inspirada en los uniformes militares; con el uso de botas, sacos abotonados, gorros simulando cascos y pantalones con bolsillos. En la izquierda, se encuentra un hombre vestido con un traje, el cual se resalta su altura y su espalda, símbolos de hombría y virilidad. En los usos y costumbres de la sociedad se tejía la uniformidad y la militarización, estilo del fascismo.Asimismo, el uso de referentes o íconos para ser ejemplos a seguir. En los años 80 fue Maddona, en los años 90 Lady Di; durante el fascismo fue Isa Miranda, una actriz italiana definida como “diva”. Construida dentro de los cánones de belleza para los hombres, ella representaba el erotismo para el hombre.

Al observar la imagen, contemplando la caracterización de Nicola Pende. Isa Miranda era una mujer Hiperfémina, por su belleza, delicadeza y erotismo. Además, trasmitía la imagen de una mujer Italiana sana, con buenos hábitos de higiene y cuidados de si misma pero con la mira en satisfacer lo que el hombre deseaba. Discurso que operaba para amoldar los cuerpos y dejar expuestos a los anormales o enfermos. Otro ícono fue Edda Ciano, la hija del Duce. Ella fue el ícono de la elegancia. En la fotografía se puede observar que a pesar de estar con sus hijos y reflejar el canon moral de mujer-madre, utiliza vestido y joyería como manifestación de belleza. Siendo este un balance entre la femineidad y su rol como procreadora y criadora.
La manera de transmitir estos ejemplos a las mujeres, fue a través de las revistas. En Italia comenzaban a publicarse ya desde 1938 las primeras revistas de moda. Una de ellas es “Grazia”, que continúa siendo publicada y supo modificar su discurso según sus contextos. La primer portada graficaba a dos mujeres, femeninas, italianas y modestas. La industria italiana comenzaba a alejarse de la extravagancia de Francia y Estados Unidos. Se sentró en la mujer campesina, alejada de la mujer independiente que se construyó tras la guerra y de los lujos de Hollywood. El cánon de belleza era la mujer de cabellos largos, sin tacones, con fortaleza pero con delicadeza. “Belleza clásica y renacentista”. Todo suceso dentro de la moda, era para recordar y resurgir la estética de la antigüedad romana.
El fascismo al ser un movimiento que se aleja del liberalismo, del conservadurismo, del marxismo, también se alejó de las corrientes estéticas que dominaban la época. Al ser la moda una herramienta política, formó la identidad italiana respecto a las vestimentas y accesorios. Para 1936, Cesare Meano publicó un “Diccionario de moda” con términos en italiano para dejar atrás el predominio francés. De esta forma, no solo se fue construyendo la industria de la indumentaria, sino que también contribuyó a la difusión del italiano en el territorio. Un ejemplo es el “Abito Peplo”, un vestido blanco en forma de tubo ceñido al cuerpo inspirado en la vestimenta femenina griega. El término nostálgico recuerda a la esplendorosa y elegante antigüedad además de fomentar el italiano.
Otra revista fue la “Vita Femminile” con publicaciones desde 1930. Dedicadas al público femenino, quienes de esta forma tenían acceso a literatura. No solo en sus tapas graficaban a la mujer italiana; si no que también en sus artículos eran recurrentes los temas de decoración y diseño de interiores o narraciones de mujeres que viajaban. Siendo estos los estándares de vida que se encontraban de moda. Esta era la mujer moderna.


Un modelo para los varones pudo haber sido Filippo Marinetti quien fue exponente del futurismo. Inspirado en los motores, las fábricas, la velocidad y la combustión, llevó esa pasión a la escritura y la pintura, mostrando lo avanzada que se encontraba Italia y lo vanguardista que era. Se lo describe como el hombre moderno. Marinetti representó en sus obras el canon de belleza masculino al exaltar el liderazgo, la agresividad y el amor al peligro. Defensor de la guerra y de los avances tecnológicos, en el manifiesto musical del Futurismo escribe sobre el ruido y la parte que ocupa en la vida. Marinetti fue el hombre nuevo del fascismo, anticlerical, nacionalista italiano, adherente a las ideas fascistas motivado por un extraordinario amor a la patria.
Italia ya no solo tenía su lenguaje propio- su estilo en la moda- si no que también su expresión artística que la representaba en París, Londres y Berlín. Italia era moderna.
La industria
Para 1935, Italia invade a Etiopia. A raíz de este conflicto, comenzaron a escasear distintos tipos de materiales como consecuencia de las sanciones por parte de la Sociedad de las Naciones. El gobierno de Mussolini tiene que encontrar una solución a este problema. Con la Confederación General Fascista de la Industria Italiana se resuelve que Italia se autoabastezca para proteger los intereses de la industria nacional, coordinar sus actividades e sostener a su propio pueblo lanzado a la conquista de un Imperio. Para el Estado Corporativista Fascista esta fue la mayor asociación de industrias y trabajadores: un esfuerzo nacional compartido y solidario, una movilización total de esfuerzos y recursos.
Los problemas de desabastecimiento afectaron a la industria de la moda, sobre todo lo sintieron las pequeñas marcas. Llevó a que se utilizaran materiales por fuera de lo común. Una de ellas fue Salvatore Ferragamo, fundada en 1914 en Florencia por su homónimo tras retornar de Hollywood. En sus creaciones, definidas como glamorosas y cómodas, tuvo que reemplazar materiales. Sus zapatos siguen siendo icónicos y recordados. El más resonado es la rainbow sandal, la primera sandalia plataforma de los años 30. Sus primeros modelos eran de metal, pero ante la escasez de éste, lo reemplazó por el uso del corcho apilado en tiras. El uso de hilo de nylon para hacer las tiras de las sandalias fue un elemento revolucionario en la confección de zapatos. Poco a poco, a pesar de la sanción, la idea del “hecho en Italia” y la marca italiana se posicionaban en el mundo. Ferragamo llegó a las mujeres de la realeza e incluso a confeccionarle zapatos a Marilyn Monroe.
Otra marca que se vio afectada fue Gucci, fundada en Florencia en 1921. Se dedicó a realizar maletas de viaje pues se imponía la moda del viajero. Antes de la escasez de materiales, sus valijas eran fabricadas con lona, del cual crearon el tejido diamante que lo caracteriza como marca. Con el desabastecimiento y la posguerra, los artesanos de Florencia utilizaron el bamboo para realizar las manijas de sus bolsos. Un diseño futurista y vanguardista en medio de la crisis. Al pasar los años, Gucci se fue consolidando como marca internacional enalteciendo el “hecho en Italia”.
Estas dos marcas italianas a posteriori le abrieron el paso a reconocidas casas de moda como Versace, Fendi, Dolce and Gabbana o Prada, con diseños que impactaron y en su esencia tienen la marca “hecho en Italia”, aunque progresivamente fueron alejándose de la unidad de estilo tensionado entre lo impactante y lo sobrio de los años fascistas. Versace o Dolce and Gabbana exageran las tradiciones de “lo italiano” al cargarlos con simbolismos católicos o coloridos. Además, las casas de moda ya no representan la ideología de un movimiento político que propuso un cambio civilizatorio.
Las pasarelas de Milán
¿Por qué Milán fue la ciudad del fascismo? A diferencia del sur italiano, el norte estaba modernizado e industrializado. Las principales fábricas, bancos y riquezas estaban concentradas en la zona septentrional. Mientras que el sur continuaba siendo campesino y pobre. Es en Milán, ciudad del norte de Italia, capital de Lombardía donde surge la figura de Mussolini en el enfrentamiento contra el comunismo, la idea de salvar a Italia y a la monarquía y devolverle el imperio. Un ideal de redención nacional y resurgimiento. Para Angelo Tasca y Federico Chabod, el fascismo fue un producto de la posguerra y las desilusiones que esta trajo a la burguesía y a una parte del proletariado. Desde 1912, Mussolini residía en Milán al frente del periódico Avanti. Además de participar en congresos socialistas celebrados en esa ciudad, fue electo consejero comunal de Milán.
Mussolini continuó en Milán, hasta que se le fue entregado el poder en sus manos por parte del Rey en 1922 tras la Marcha sobre Roma. Su centro de poder fue llevado a Roma hasta que fue arrestado en 1943, salvado por Hitler mientras éste invadía la parte norte del país. Reinstalado en Milán para luego crear la República Social Italiana en oposición a los aliados que ocuparon toda la zona sur del territorio. Su cuerpo- junto con el de su amante- fue llevado nuevamente a Milán. El destino del fascismo y de la moda se anuda en Milán.
¿Por qué Milán es la ciudad de la moda? Las primeras marcas de la industria tuvieron sus bases en la ciudad de Florencia, pero trasladaron sus talleres a esta ciudad por la llegada de los textiles, mejores talleres de artesanos, la mano de obra disponible, facilidad del comercio y con los años, el prestigio de tener una tienda ubicada en esta ciudad. Milán es la única ciudad de la moda que no es capital del país. En 1958 fue el segundo desfile realizado después del desfile en Nueva York.
Para el 1920, los desfiles o presentaciones de las colecciones no eran realizadas con pasarelas, sino mediante la exhibición de las prendas en las modelos o por medio de las fotografías. Diez años más tarde, las pasarelas eran abiertas al público y alimentaban el imaginario colectivo de clase alta al poder presenciar uno de ellos. Ya no solo consolidando la identidad italiana, sino que también la subjetividad de lo que es italiano. En palabras de Pichón Riviére el hombre construye sus significaciones determinadas y estas significaciones incorporadas por las personas son las que van a ir construyendo como personas[1]. A medida que pasan los años, es más recurrente la idea de converger en un solo lugar la industria textil de Italia. Ya para 1940 estaban consolidados los eventos de moda. La semana de la moda en Milán, celebrada dos veces al año, es considerada la más importante del mundo.
Alessandra Vaccari y Mario Lupano indican que en los registros de Mostra del tessile nazionale Mussolini participaba de los desfiles realizados en la década de 1930, hasta incluso las modelos lo saludaban con el saludo romano. Para los autores es inevitable comparar los desfiles de moda con desfiles militares, ya que estos eran coordinados, rítmicos, simultáneos y uniformados. No solo las vestimentas, sino también los tipos de cuerpo.
El régimen comenzó con un desfile, con uniformes portados con orgullo que mostraban el valor dentro de la sociedad. Los desfiles fueron gran parte de la sociedad de masas. Desfilaban en los actos políticos, en las actividades deportivas y la forma de desfilar con el paso romano era enseñada en los campamentos de verano a los niños. Los desfiles sirvieron para unificar y formar un cuerpo colectivo. No hemos encontrado registros de que en algunas pasarelas se haya hecho algún acto político por fuera del show y las exhibiciones de las prendas, precisamente, porque el desfile en pasarela era ya una actividad que desplegaba la estética nova en el nivel de la sociedad civil.
Los uniformes y los desfiles se practicaban en la educación física femenina. Las mujeres entrenaban en lo físico, en la disciplina y el orden. Al participar de ellos se sentían parte del deporte pero también del proyecto político del cual eran parte.
En las pasarelas de la “semana de la moda”, continúa la misma dinámica. Las modelos no caminan para sí mismas, si no que representan a la marca y lo que la marca expresa. Al igual que lo es en los desfiles militares. Los soldados bajo uniforme y órdenes, se unifican y dejan de lado sus individualidades: lo que importa y destaca es mostrar a la Patria.
Conclusiones
El Fascismo de Mussolini tuvo un haz de objetivos, uno de ellos era restaurar Italia y darle identidad al ciudadano italiano. Al utilizar la moda como herramienta política, no solo impulsó y ayudó a la industria nacional, sino que también sentó las bases para que las casas de moda más importantes del mundo sean italianas y la cultura y la esencia italiana sean enaltecidas y reconocidas. En su Estado corporativo controlado, los desfiles militares en Roma y los desfiles de moda en Milán fueron una marca registrada.
Italia logró tener el resurgimiento que se buscaba. En lo militar, en lo social al crear el nuevo hombre, en lo religioso al instaurar la religión civil, en lo simbólico al tener una bandera, en el lenguaje al utilizar el italiano como lengua común y en la moda. Al desviar la mirada de las ciudades cosmopolitas del momento para centrarse en su propia industria e identidad. “Hecho en Italia” tiene un significante más profundo que sólo el hecho de que fue manufacturado o diseñado en el país: es una manifestación del ser nacional en movimiento.
Fue vanguardista también al tener una corriente artística inspirada en sus propios estilos e industria. Como así lo fue al permitir la creación de marcas que vistieron o calzaron a personas influyentes del Siglo XX.Con la mirada puesta en el Fascismo, podemos concluir que Mussolini tuvo una gran influencia en la construcción de lo que es italiano, el sentido de la moda y los shows de moda en Italia. La moda es pasajera porque es vanguardista: la idea civilizatoria del fascismo implicaba un ideal de belleza.
Bibliografía
[1]Piñeiro, Marilú. “Construcción Social de la Subjetividad”. Primer Año. Argentina, Buenos Aires, Escuela superior de Psicología Social, 2012.
[1]Charo, Mora. “La moda en el fascismo: un arma de comunicación para la ideología de Mussolini”. Diario El Debate. Madrid, 30/10/2022. https://www.eldebate.com/historia/20221030/estilo-fascismo_69368.html
[1]De Felice, Renzo. El fascismo. Sus interpretaciones. Buenos Aires: Editorial Paidos. 1976. Página 225.