Rodolfo Kusch mundialista

Kusch, el mundial y los argentinos

¿ Que tienen que ver Rodolfo Kusch, el mundial de Qatar en el 2022 y la presencia de miles de compatriotas en tierras árabes? El objetivo de este texto es comentar la relación entre el pensador vernáculo y las lejanas tierras de la península arábiga. Autor y mundial se relacionan a través del mundial de fútbol que se desarrolla en Qatar este 2022 que demuestra la particular vivencia y pasión de los argentinos por el fútbol. Este deporte se consagró como vehículo mediante el cual la población mundial se relaciona con su parte olvidada y prehistórica, reconectando con aquel pasado olvidado y reprimido por la sociedad del tener contemporánea. Para poder profundizar en la lectura de Kusch recomendamos ampliamente la lectura de Indios, porteños y dioses La seducción de la barbarie.

Kusch y la crítica a la sociedad contemporánea

Rodolfo Gunther Kusch (1922-1979 ) filósofo y antropólogo argentino nació en Buenos Aires; su obra se caracterizó por la defensa de la filosofía americana, como episteme y c//omo forma de vida. Esta puede ser entendida no sólo como la respuesta desde América a la filosofía eurocéntrica, también como alternativa a un mundo dominado por la cosificación y una vida sin un sentido trascendente. Kusch propone la recuperación de la filosofía americana como respuesta, antídoto y alternativa a la cultura del tener.

La respuesta de Kusch no sólo se corresponde con la elaboración de un corpus de obras sino también de una experiencia, la filosofía en términos kuschianos no sólo debe ser entendida, sino que debe ser vivida. La experiencia se consagra en el viaje, como experiencia no sólo de introspección personal sino también colectiva. Los viajeros desandan caminos y cosmovisiones al interior de sus países alejados geográficamente de los centros urbanos que sarmientinamente absorbieron la cultura occidental cerrando los caminos a ese pasado indómito, llamándolo barbarie. Dándole la espalda.

El viaje como pedagogía del conocer, permite retomar a la humanidad ese acerbo cultural negado y posteriormente olvidado. Romper la cultura del tener, que consagra la satisfacción del individuo en el consumo, en cosas. La materialidad de la vida humana enlaza con el malestar del hombre, atado como ancla a su barco de plástico que se hunde en la superficialidad de la pileta de nuestras cocinas.  Kusch propone mirar y mirarnos dentro en el espejo de las culturas de América donde la cultura del tener no tiene lugar. Prima en cambio la cultura del estar siendo, o de una profunda identificación con el medio que nos rodea, los sujetos no están a merced de su realidad, sino que la interviene mediante sus acciones en transformarlo y poder encauzar su suerte.

Pasión argentina en Qatar

Como ya sabemos este año se celebra el mundial de fútbol en el lejano Qatar. Tierras extrañas, en las que el ethos americano se ve transformado. Nuestras Pampas y Andes son reemplazados por una interminable sube y baja de dunas. Lo mas interesante de ver es el triunfo de aquellas pasiones que parecen limitadas en nuestro día a día. En un país con las complicaciones económicas un país vive al filo de la pasión.

Miles de argentinos viajaron a tierras qataríes pese a las condiciones económicas de nuestro país. Parece que la pasión tiene recursos que el dinero no puede entender. Argentinos no solo emprendieron un duro viaje económico sino también largas horas de escalas y buscaron acomodarse en improvisados alojamientos qataríes. Algo que no puede captar la racionalidad moderna ¿Gastarías grandes sumas de dinero en pos de una pasión? La respuesta argentina es sí. Pese a la incertidumbre económica, miles parten a tierras qataríes, muchos dejan de lado el tener para vivir una pasión, y a reencontrarse uno con los otros.

Pasión Argentina

Otro rasgo interesante es observar la derrota de la razón frente a la pasión. Muchos de los argentinos ahorraron durante años para poder asistir a la fiesta mundialista. Otros se mudaron a otros países para conseguir empleos para afrontar los gastos de Qatar. Ya no resuenan los ecos de las máximas de Benjamin Franklin sobre el ahorro y la industria, tan citadas por Max Weber para explicar la racionalidad en el capitalismo. Para los cuarenta mil de argentinos en Qatar resuena una máxima hecha carne por millones, escasamente tratada por los intelectuales de la modernidad, los medios técnicos y racionales del capitalismo y la cultura del tener, “Esta hinchada loca, deja todo por la copa”. Locura y pasión se sobreponen a la racionalidad y el lucro. Despojarse de la seguridad material, de la cultura del tener, y comulgar con aquello insondable de la humanidad, una pasión irrestricta que nos hace más humanos, completa nuestra naturaleza escindida reuniendo la ciudad con el monte.  

El carácter gregario y humano del futbol

El fútbol se ha convertido en pasión de multitudes alrededor del mundo. La particularidad, que rescatamos para este trabajo, es su carácter gregario como ritual. Lo gregario está marcado tanto por la masividad del deporte como de los vínculos que establece en torno a un equipo o nacionalidad. El carácter de rito esta dado en un doble sentido: El primero esta dado por la conexión gregaria que se establece entre, hasta entonces, individuos. El segundo sentido radica en la participación del individuo en la construcción de su propia realidad. Kusch señala:

¿ Y el futbol? Es el rito cuadrangular al cual recurrimos perentoriamente todos los domingos. Ahí se juega el destino del propio equipo entre los elementos de las cuatro esquinas, de la cancha sagrada, igual que el danzante maya. (…) Vociferamos, insultamos, gritamos desde la popular. ¿ Para qué? ¿ Solo para que gane nuestro equipo? ¿ Qué fuerza obscura se nos opone para que gritemos así? ( Kusch; 2007: 219)

El futbol se convirtió en una de las formas predilectas del argentino para conectarse con su espacio humano olvidando el tener y el ser alguien para recomponer su yo en un nosotros, un colectivo mayor y trascendente. El fútbol, pese a su origen europeo, funciona como articulación predilecta para que  lo americano irrumpa en las masas argentinas. En el sentido ritual, el fútbol congela tiempo y reconvierte los significados del espacio público, prepara una cancha nueva en la que cualquier otro se convierte en hermano.

La reconquista de la calle

En sus estudios Kusch contrapone la antigua disposición arquitectónica de la ciudad como expresión de un orden cósmico frente a la morfología de las calles de las modernas urbes. La llegada del mundial y la pasión desatada lleva a poner en suspenso esta contraposición. Lógicamente la calle no obtendrá un estatus sacro porque no se consagra desde la oficialidad institucional , sino que proviene del sentir del pueblo que le imprime un sentido propio. Las calles confunden al prolijo individuo para que funda su yo en el embarrado nosotros. Este fenómeno no solo es percibido en las plazas y esquinas argentinas en las cuales las multitudes se congregan para ver a su selección imprimiendo un particular sentido. Días después de los partidos se puede escuchar a los transeúntes decirse: ¨¿Te acordas como alentamos y saltamos acá? Pensar que hoy pasan los autos por donde estábamos sentados¨ La modernidad y el tener deben hacer una pausa de su ritmo continuo y mecanizado ritmo a favor de la fiesta del encuentro popular, que por lo que vimos pausa el tiempo y modifica el espacio. Kusch nos cuenta sobre la calle:

¿ Qué significa aquí en Buenos Aires una calle? Ante todo, una calle se antepone al hogar y este es el refugio de uno mismo, donde están nuestros familiares encerrados entre muros amables. Y en cambio la calle es lo antagónico, porque en ella todas estas cosas de nuestra pequeña y buena vida se dispersan y pierden su sostén. En la calle, a diferencia el hogar, estamos expuestos a los peligros. (…) La calle para nosotros es , en suma, tierra de nadie. ( Kusch; 2007; 169)

Kusch y la Scaloneta

Los últimos hechos vividos por los autores de este artículo ponen entre comillas las afirmaciones de Kusch. En un sentido estricto es totalmente correcta la apreciación, pero los partidos de la Scaloneta suspenden, como el carnaval, estas dimensiones excluyentes. La calle se consagra como punto de encuentro no solo entre nacionales sino también con extranjeros; tal es el caso de los argentinos en Qatar que han cocinado nuestros tradicionales asados frente a la mirada de los locales que se suman, en muchos casos, a compartir el festejo llevando incluso carne y bebidas. Acaso ¿ No hay un sentir popular que une a los pueblos? La respuesta que encontramos es una rotunda afirmación. Una experiencia del sentir que antecede al lenguaje y se solapa con la modernidad revisando sus fundamentos.

Reconciliando opuestos

Como corolario es importante observar la tensión entre la modernidad y los vínculos que crea con las formas anteriores, que viven censuradas en el inconsciente de los individuos y los pueblos.  El viaje aparece como forma de conocer al propio pueblo y conocerse en cuanto individuo. Este permite reconectar con ese inconsciente censurado y olvidado.

El viaje propone también el encuentro con otro, la experiencia del sentir, un hilo demasiado humano que recorre todas las culturas del mundo. Quizá el miedo a no estar solos no se solucione mediante aplicaciones localizadas en una fantasmal nube sino con un asado y buen fútbol. 

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